Juan: “Yo soy pesimista, Ana”
Ana: “Y yo también Juan”
Juan: Entonces cómo me vas a ayudar
Ana: Porque también soy optimista y por tanto tú también lo eres, únicamente que aún no te has dado cuenta y no has aprendido a utilizar esa maravillosa parte de ti.
¿Qué te vas a llevar de este articulo hoy?
- Comenzar a cuestionarte tu personalidad pesimista
- Descubrir esa otra parte que te puede hacer feliz
- Tres ejercicio prácticos para comenzar a vivir en optimismo funcional
De pesimista a pesimista, te digo que se puede vivir en optimismo y si yo he podido tu también
Además ¡Te lo mereces!
Comencemos…
Tienes Razón…Eres Pesimista
No quiero quitarte la razón, si crees que eres pesimista, es que lo eres.
Está claro que llevas, quizás, toda una vida fijándote en todo lo malo y negativo de lo que te ha pasado, de lo que te está pasando y de lo que te puede pasar.
Ha estas alturas de tu vida, ya has aceptado el “yo soy así”, de alguna forma para calmar tu malestar por ser de una forma que en muchas ocasiones te hace sentir angustia.
Sin embargo esto puede cambiar y lo puede hacer desde hoy si así tu lo decides.
Todas las personas nacemos con una tendencia natural, pesimista, impulsivos, inquietos, optimistas, tranquilos, reflexivos.
Esta tendencia aunque incide en nuestra personalidad no la determina por completo, y esto es lo que hoy quiero que comiences a reflexionar. Aquí es donde tú tienes el poder de hacer cambios. Tu responsabilidad
¡Qué le vamos a hacer, nos ha tocado trabajar más intensamente en regar nuestro optimismo!
Pero que lo tienes ¡lo tienes!
Toca esforzarte en regar, como sí de una planta se tratase, todos los días de tu vida esa parte optimista que hasta ahora dudabas si quiera que la tuvieses.
¡OJO! de lo que te hablo es del Optimismo funcional, que significa persona que acepta y afronta todo los desafíos de la vida buscando siempre el lado que más le ayude a avanzar y encontrarse mejor emocionalmente.
Para esto te traigo tres ejercicios que yo utilizo desde hace unos cuantos años, bueno a ti te lo digo, desde que decidí regar a mi Optimismo.
¡NO HA SIDO FÁCIL! y SÍ HAY QUE REGARLO TODOS LOS DÍAS, para que nuestra tendencia natural pesimista no nos atrape de nuevo.
Tres ejercicios prácticos y sencillos para comenzar a hacer protagonista a tu Optimismo
Primero
Durante una semana de cada situación difícil, responde a la pregunta: ¿De esta situación, qué es lo que he aprendido que antes no sabía?
Una de las estrategias para tener arriba el optimista funcional es, buscar siempre todo lo que las situaciones nos pueden enseñar en conocimientos, habilidades y recursos, por muy penosa que sea la situación siempre, siempre, siempre habrá algo valioso que aprender.
Segundo
Ejercicio para despertar el optimismo funcional en la mañana.
Todos los días levántate haciéndote esta pregunta:
¿Qué intención positiva para mí voy a decidir poner a este día?
Hoy decido mantener la calma, hoy decido afrontar este problema con valentía, hoy decido sonreír pase lo que pase, hoy decido relativizar los problemas, hoy decido levantarme aún no teniendo ganas.
Puedes afrontar tus desafíos mirando a otro lado o puedes hacerlo mirándolos de frente y hacer todo lo que esté en tu mano para resolverlos. ¿Qué forma crees que será la que te lleve a superarlos?
Tercero
Ejercicio para desconectar con optimismo funcional.
Cuando acaba el día por supuesto no siempre las cosas salen como deseamos.
No siempre se han resuelto los problemas, y sentimos ese peso en nosotros de creer que no hemos avanzado.
A mi también me ha ocurrido infinidad de ocasiones y un día decidí cerrar mi día con un Optimismo Funcional ¿Cómo?
Primero aceptando que el día no transcurrió como me hubiera gustado.
Segundo responder a esta preguntas:
- ¿Qué se hoy de mi problema que ayer no sabía?
- Con lo que sé ahora ¿qué puedo hacer mañana para avanzar en resolver mi desafíos?(tres acciones para el día siguiente)
- ¿Qué sé de mi hoy respecto mi desafío que no sabía ayer que era capaz de hacer?
- ¿Qué resultados quiero conseguir mañana?
- ¿Quién puede ayudarme?
- ¿Qué pequeño paso daré mañana para resolver mi desafío?
Al responder a estas preguntas me di cuenta de que realmente Sí había avanzado, obviamente no había resuelto, sin embargo si había aprendido aquello que me ayudaría a resolver.
Esto me ha ayudado a mantenerme siempre firme en el camino a resolver cualquier desafío que la vida nos pone delante.
Espero que estos 3 ejercicios sean de valor para ti, a mí me funcionan.
Recuerda que no se trata de ver la vida de color Rosa, sino de aceptar tooooooda la gama de colores que tiene y aprender de cada uno de ellos.