En muchas ocasiones nos llenamos de buenos deseos y objetivos, nos motivamos diciéndonos: “este año va a ser el año” , “esta vez sí que voy a lograrlo”.
Sin embargo seguimos encontrando vías de escape para evitar hacer lo que necesitamos hacer para llegar a nuestro propósito.
¿Qué es lo que realmente nos lo impide?
¿Por qué sí lo que nos proponemos es realmente bueno para nosotros siempre encontramos una forma de escaparnos?.
Esto es lo que llamamos procrastinar o si lo prefieres pospones, aplazar, dejar para un mejor momento aquello que tengo que hacer para cumplir con ese propósito.
La buena noticia es que todas las personas procrastinamos. La procrastinación tiene una función de protección y supervivencia para el ser humano que es evitar el dolor de hacer tareas o tomar decisiones que implican sacrificios, esfuerzo, disciplina y mucha fuerza de voluntad.
Nuestro cerebro más primitivo está preparado para protegernos y es por esto que de forma inconsciente o bajo el autoengaño hace que encontremos otra tarea, que seguramente es importante pero que nos aleja del propósito que queremos.
Cuando dejamos que la actitud procrastinadora domine y lidere nuestras decisiones y acciones, atacamos nuestro propósito y también nuestra confianza, energía y autoestima. Esto desata emociones como la ira, la vergüenza, la culpa, que nos llevarán a seguir procrastinando o a victimizarnos alejándonos aún más del camino que lleva al propósito.
¿Cómo liderar tus propósitos?
No existen atajos para llegar a nuestros propósitos, solo existe un camino en el que necesitamos claridad, concentración, paciencia, persistencia, resiliencia, disciplina, energía y responsabilidad.
El camino es la clave para llegar a cumplir ese propósito de este año o de cualquier otro.
En cuatro pasos, podrás comenzar el desarrollo de tu capacidad de liderar propósitos y objetivos para así, liderar tu actitud procrastinadora y no dejar que ella te lidere a ti.
Descubrir:
Cuáles son las cualidades y habilidades que ya tienes para liderar tu camino, y cuáles son las que aún te faltan. Tener consciencia de lo que sí poseemos como lideres es esencial para comenzar el camino.
Observar:
Desde muy pequeños a la mayoría se nos entrena la mente enjuiciadora. Esa que está a la caza del error para al final castigarnos, culpabilizarnos, avergonzarnos. Para poder compensar esta necesitamos entrenar nuestra mente observadora, la que nos amplia la visión de lo que nos rodea y de nosotros mismos, haciendo que podamos ver los aciertos que nos motivan y los errores que nos transforman y nos hacen crecer. Desde la mente observadora es desde donde puedes descubrir que es lo que te lleva a procrastinar, cuál es el miedo, la inseguridad, para poder descubrir que estrategia es la que mejor se ajusta a tus capacidades, conocimientos, habilidades, circunstancias, valores y de esta forma mitigues el dolor y aumentes el placer de saber que el esfuerzo de hoy, de mañana y de cada día te llevan directamente hacia tu propósito.
Aprender:
Nuevas habilidades y desarrollar nuevas capacidades que te ayuden a afrontar todos los contratiempos, los tropiezos, los errores que en el camino hacia tu propósito te vas a encontrar y que son los que van a activar tu procrastinación. Necesitamos la intuición y la creatividad para idear estrategias, cada estrategia necesitará conocimientos, habilidades y capacidades que posiblemente poseas o necesites desarrollarlas.
Entrenar:
Hay una expresión budista que dice: “saber y no hacer es peor que no saber”.
Y por esto hay que entrenar aquellas habilidades y capacidades nuevas para convertirlas en herramientas con las que alcanzar tu propósito. Lo más difícil es HACER y procrastinamos la acción porque en muchas ocasiones pensamos que es poco, insuficiente o demasiado pequeña. Y esperamos un mejor momento o tener más ganas para hacer una acción más grande porque pensamos que es mejor. Esto es alimento de la procrastinación. HACER es cualquier acción pequeña, breve, insignificante, porque toda acción te acercará más que no HACER NADA. Aprender a valorar el primer paso y cada acción por pequeña que sea te aleja de la procrastinación.
Hace mucho tiempo vi la película sobre la vida de Helen Adams Keller escritora, oradora y activista política estadounidense, que a los 18 meses por una enfermedad se quedó sorda y ciega. Para terminar este post te dejo unas palabras que seguro te inspiran a hacer lo necesario para lograr tus propósitos de este año y de los que venga.
Sé que soy una, sólo una, no lo puedo hacer todo pero sí puedo hacer algo. Yo no renunciaré a hacer aquello que sí puedo hacer. Helen Adams Keller
No renuncies nunca hacer lo que sí puedes hacer, es mucho más de lo que a veces crees.
P.D: deseo que este post de hoy te aporte valor, si así ha sido, regálaselo a aquella persona a la que más le cueste alejarse de la procrastinación. Si tienes un momento comparte tu reflexión. Mis mejores deseos para este nuevo año.